"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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097. Historia del chupete

HISTORIA DEL CHUPETE Un chupete (también conocido como "chupón", "chupeta", "tete", "bobo" "serrucho", "chupo" o "pipo") es un pezón de goma o plástico que se le da a los bebés y niños pequeños para que chupen. ElDiccionario de la Lengua Española nos dice que un chupete es: "Objeto que se da a los niños para chupar y está formado por una pieza de goma o silicona con forma de tetina, acabada en un tope, generalmente de plástico, y, a veces, con una anilla, generalmente también de plástico". Su historia es muy curiosa, por lo tanto, su mecanismo no es tan simple como se suele decir, ya que su utilización es necesaria para que los bebés puedan tener un desarrollo normal... Así pues, desterremos eso de "Eres más simple que el mecanismo de un chupete", pues en los mecanismos sencillos, se halla la perfección de la vida... El chupete es una herramienta de consuelo para los bebés que viene siendo utilizada a lo largo de la historia (seguramente por eso en inglés se denomina “pacifier” que significa “el que hace la paz”), aunque el chupete tal y como lo conocemos hoy en día data del año 1900, cuando un farmacéutico de Manhattan llamado Christian W. Meinecke unió un pezón de goma a un escudo circular, inventando así el chupete actual (o algo parecido, vamos :) Aunque el prototipo original se ha ido modernizando –el caucho de los primeros chupetes estaba tintado de blanco y se hacía con sulfuros, lo que dejaba un olor desagradable en la boca del bebé– el chupete actual es, esencialmente, el mismo. Se suele decir “Es más simple que el mecanismo de un chupete”, pero de simple no tiene nada, ya que su uso está fundamentado en la necesidad biológica e instintiva de succionar que poseen todos los bebés. A este instinto se le conoce como SNN1 (Succión No Nutritiva), podemos observar la SNN en los bebés recién nacidos cuando se chupan el dedo, la mano o cualquier cosa que les acerques a la boca. Este instinto de succión es, según los expertos, un reflejo normal que ayuda a la supervivencia en términos primitivos, y que se inicia cuando el bebé está aún en el vientre de su madre (se ha podido observar a bebés nonatos chupándose el pulgar en algunas ecografías). Durante años ha habido diferentes críticas y teorías relacionadas con el uso del chupete, al que se acusó de fomentar “ensanchamiento de la lengua”, “deformación de la boca”, “confusión con el pezón” e incluso de dolencias como la escoliosis. Hoy en día se ha comprobado que el correcto uso del chupete tiene efectos positivos en los bebés; además del evidente efecto calmante, ciertos estudios científicos han demostrado que refuerza su sistema inmunitario e incluso reduce las probabilidades de muerte súbita en bebés hasta 12 meses. Por otra parte, es recomendable controlar el uso del chupete. La edad recomendada por los especialistas para ir retirando el chupete está entre los 12 y los 24 meses, por supuesto, conviene hacerlo preparando al bebé poco a poco para este gran cambio en su vida. Los diseños de los chupetes son básicamente similares, pero hay algunos que están hechos de un solo material, y por ende de una sola pieza; mientras que otros están conformados por dos o más materiales y su diseño se basa en la asociación de dos o más piezas. La razón más importante del diseño del chupete de una sola pieza es la de prevenir que la parte que se chupa pudiera desprenderse de su soporte y llegue a la tráquea del bebé, con el consabido riesgo que esto implica debido a este caso algunos tienen un pequeño agujerito por el que pasa el aire a la perfección y evita la muerte del bebé Está muy discutida la conveniencia sobre la utilización del chupete en los bebés. No obstante ello, aún prevalece un mayor porcentaje de padres que optan por emplearlo con sus niños. La razón de estar científicamente comprobado que los bebés desarrollan el reflejo de succión desde dentro del vientre de la madre y siendo éste un acto que luego le permitirá alimentarse en los primeros años de vida, hace que muchos estimen útil su empleo, ya que de otra forma es común ver a las criaturas succionando su dedo pulgar. Por lo tanto en su primer año (estimativamente) suele ser una solución para calmar la ansiedad y otras molestias que pueden afectar al bebé, como también angustias que suelen relativizarse por la sensación que produce en el niño el simulado efecto de reemplazar el pecho materno. Pese a todo lo dicho, los especialistas aconsejan que no se extienda su uso durante mucho más tiempo que el que aquí se menciona, habida cuenta de complicaciones que puede acarrear su utilización –en exceso– a la futura formación dentaria, la aparición de llagas en las mucosas de la boca y el paladar, la mordida invertida, etcétera. También existe el riesgo de contaminación con bacterias patógenas que les pueden provocar enfermedades a los bebés, entre ellas la Salmonella y los estafilococos. Existen dos tipos principales de materiales: silicona, que es el más utilizado y Latex. En cuanto a la forma puede ser fisiológica o anatómica. No hay estudios que sepan definir qué material es mejor para el bebé, ni que forma es la más idónea. Normalmente cada bebé suele aceptar mejor un tipo y forma concreto, normalmente suele ser el primero que prueba que con el que se acostumbra.

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